miércoles, 15 de febrero de 2012

EL GRAN SALTO CUÁNTICO - Supremacía de la Especie Humana

Fuente: Programa de Difusión de Información del Proyecto de Oruga a Mariposa y en www.facebook.com/Sintomas.del.Despertar

Esperanzador…
Como bien se dice en el vídeo, es el momento del Gran Salto Cuántico a nivel de la Conciencia Colectiva. Y la elección es a nivel global pero sobre todo de cada uno.
Al juzgar como buena o mala una situación confundimos la realidad con nuestra interpretación de la misma y nuestra paz interior y felicidad depende de entender que podemos escoger cómo queremos ver lo que ya tenemos.


DECLARACIÓN DE LA "LIGA ESPAÑOLA: EL DERECHO A NO VACUNARSE"

Sería bueno y conveniente el difundir este video ( https://www.youtube.com/watch?v=7WRqaFnQmTU ) a la mayor gente posible, a todo el mundo...

Yo, personalmente, suscribo las opiniones y consejos que se vierten en el mismo. Lo que se dice y se denuncia es lo que está ocurriendo a diario y en tantos lugares del mundo (y en España más aún). La presión a que nos someten los organismos públicos y sus secuaces hace que muchos padres se vean coaccionados a la hora de tomar una decisión de tanta importancia... Esperemos que el "virus" del sentido común se extienda a pesar de tanta "vacuna-engaño".

lunes, 13 de febrero de 2012

¿QUÉ ES EN REALIDAD EL SIDA?


Fuente: Revista Universo Holístico nº 45

Respecto a “eso” llamado SIDA, considero que la pregunta decisiva a responder es “¿Qué es en realidad el SIDA?”. Lo que sigue es lo esencial de mi contestación. Confío en que cualquier persona que estudie con paciencia, rigor e independencia el conjunto de la versión oficial del SIDA, también llegará -entre muchas otras conclusiones importantes- a las mismas dos decisivas a las que llegué yo, apoyándome sobre todo en los artículos publicados por la biofísica Eleni Papadopulos y su The Perth Group (www.theperthgroup.com):
1) En 1983, el artículo publicado por el Dr. Luc Montagnier en la revista Science de 20 de mayo, no demuestra que hubiese aislado un virus sino que tan sólo encontró unos indicadores indirectos que interpretó y que presentó como "aislamiento del primer virus en un paciente de SIDA". Por este artículo le dieron el Premio Nobel de Medicina el 2008 por, supuestamente, "haber aislado el virus VIH, causa del SIDA". Pero en realidad el Dr. Montagnier no aisló sino que inventó, e inventó no un virus sino la ficción "VIH". Queda por demostrar si sólo se trató de "errores" o de algo peor...

2) En 1984, el Dr. Robert Gallo hizo fraude científico en su artículo central que, acompañado de tres complementarios, fue publicado el 4 de mayo por la misma revista Science a fin de inventar intencionadamente -aquí no hubo "error"- la ficción "VIH = SIDA". Cuando se pide -y le invito, lector, a hacerlo- a cualquier autoridad científica, médica, farmacéutica, universitaria, hospitalaria, política, administrativa, etc., "fotocopia de los artículos científicos de referencia originales donde se demuestra que el VIH existe y que es la causa del SIDA", se recibe o bien silencio (pues dichas autoridades consideran que no vale la pena perder el tiempo con alguien suficientemente informado como para solicitar "artículos científicos de referencia originales") o bien precisamente estos cuatro artículos del equipo del Dr. Gallo aparecidos en dicho ejemplar de la revista Science. Pero resulta que: A) estos cuatro artículos ni siquiera pretenden demostrar lo que se les atribuye; B) estos artículos se leyeron llevando puestas las gafas "demuestran que se ha aislado un virus y que dicho virus es la causa del SIDA", que habían sido colocadas por Margaret Hackler, Ministra de Sanidad de los USA, once días antes, el 23 de abril, cuando en una rueda de prensa internacional (por cierto, celebrada sin que previamente hubiese sido publicado artículo científico alguno que lo avalase), lanzó al mundo la importante noticia: "el prestigioso Dr. Gallo ha encontrado el virus causa del SIDA"; y C) en su libro Fear of the Invisible (en proceso de traducción), la veterana periodista Janine Roberts hizo públicos el 30 de junio de 2008 tres documentos (Popovic, Gonda y Minowada) que demuestran -¿irrefutablemente? ¡ojalá que el Dr. Gallo y sus seguidores creyentes del VIH/SIDA quisieran refutarlos!- que el Dr. Gallo engañó conscientemente tanto a la dirección de Science como a la Ministra.
Sin embargo, resulta que la ficción-basada-en-un fraude “VIH = SIDA” fue aceptada y promocionada con todas sus fuerzas en 1984 por los CDC (Centers for Disease Control, es decir, los Centros de Control de Enfermedades, con base en Atlanta, Georgia, USA, cuyos directivos son oficiales del ejército estadounidense), y a su remolque, por todas las autoridades estadounidenses y, finalmente, de todo el mundo. Y este apoyo tuvo lugar en contra de todas las reglas científicas (resulta que la heterodoxia es una de las características de la pseudociencia oficial del SIDA): muy poca correlación (36% en lugar del obligatorio 100%) entre el supuesto virus y la supuesta enfermedad (luego “el virus supuestamente hallado no es necesario para la enfermedad”), y ninguna causación (ni se pretende demostrar que “el virus es suficiente para causar la enfermedad”), además de ningún aislamiento (ni, menos aún, caracterización, es decir, determinación exacta de cuáles son las proteínas y la información genética víricas).
¿Por qué estas facilidades anticientíficas otorgadas a los “cazadores del virus causante del SIDA”, con la catástrofe de miedo y envenenamiento causada?

La mejor respuesta que he encontrado –pero estoy abierto a otras superiores- es porque previamente el SIDA había sido inventado en 1981 en tanto que “una enfermedad contagiosa inevitablemente mortal caracterizada por una inmunodeficiencia”. Y una vez inventado el “SIDA enfermedad mortal”, entonces era imprescindible y obligatorio efectuar otros inventos que fueran dando “apariencia científica y tecnológica” y “coherencia socio-política” al “monstruo SIDA” que se estaba empezando a construir. En particular, era imprescindible poder presentar al mundo un supuesto “virus responsable de la (supuesta) nueva enfermedad inevitablemente mortal”, ya que en verano de 1982 el Comité Ejecutivo de los CDC decidió, sin base científica alguna, que “el SIDA es vírico”. Así, pues, fue la primera invención en 1981 del SIDA como una falsa-enfermedad-mortal, lo que REQUERÍA NECESARIAMENTE…(resumiendo):
... la segunda invención (en 1982) de una falsa "epidemia de SIDA" para fortalecer a la falsa enfermedad-SIDA, instaurando así el primer dogma de terror de alcance mundial,...
... y la tercera invención (en 1983-84) del ficticio "VIH" como una falsa causa pseudocientífica...
... y la cuarta invención (en 1985-87) de los supuestos "tests-del-VIH" como un falso diagnóstico pseudotecnológico...
 ... y la quinta invención (se aplica a partir de 1987) de la venenosa quimioterapia permanente disfrazada de "fármacos anti-VIH" como un falso tratamiento pseudomédico (complementado con los muy peligrosos fármacos supuestamente "preventivos")...
... y la sexta invención (además de la previa invención en 1981 del tramposo "recuento de T4 = defensas") del sofisticado artefacto tecnológico llamado "carga viral" (en 1995), utilizado para que la víctimas acepten como beneficiosos unos "cócteles" de supuestos antivirales que en realidad les están matando aparentemente sanos (con "carga viral indetectable" y "sin enfermedades oportunistas". ..
... junto a la previa invención de la fantasiosa "constante capacidad de mutación del VIH" como una falsa explicación que les sirve de comodín para "justificar" lo que convenga...
...y junto a tantas nuevas y futuras invenciones como sean necesarias como falsos argumentos a fin de disimular la primera y decisiva invención: el "SIDA enfermedad".
Por esto considero que es clave preguntarse y preguntar: "¿Qué es en realidad el SIDA?". Y la respuesta salta a la vista cuando se ve cómo fueron dando estos pasos -y muchos más- para ir año tras año construyendo "eso" llamado SIDA hasta lograr implantar a escala mundial el funcionamiento de un engranaje, un invento, un diseño, un constructor, un montaje, una maquinaria,... Esto significa que el SIDA no es algo a tratar sino algo a desmantelar.
Luego ciertamente el SIDA es una realidad, pero el SIDA es una realidad totalmente distinta de lo que afirma la versión oficial "VIH/SIDA", que es totalmente ficticia y fraudulenta.
Pero el SIDA también es una realidad diferente de lo que proponen los disidentes, que tienen toda la razón del mundo cuando rechazan tanto la causalidad por el supuesto “VIH” como los tratamientos oficiales con cócteles, pero se quedan atrapados en el primer engaño al aceptar –por ahora- que “el SIDA es una enfermedad”. Buscar y proponer “causas alternativas de la enfermedad SIDA” y también “tratamientos alternativos de la enfermedad SIDA” refuerza el primer engaño lanzado por los CDC en 1981. Claro que es muy importante encontrar las causas reales que hacen dar positivo a los llamados “tests-del-SIDA”, así como es decisivo encontrar tratamientos alternativos no-agresivos para la treintena de enfermedades –todas anteriores a 1981- incluidas sucesiva y tramposamente por los oficialistas bajo la etiqueta “SIDA”. A ambas cuestiones responden muy bien los disidentes. En efecto, lo que proponen como “causa alternativa del SIDA” (estrés oxidante, estrés crónico, disbiosis intestinal, consumo de drogas, inhalación de poppers,…) es la verdadera causa de “dar positivo a los tests del SIDA”, que es la condición imprescindible impuesta por los oficialistas para que a alguien luego le puedan poner la etiqueta “caso de SIDA”. Y lo que proponen como “tratamientos alternativos del SIDA”, son tratamientos en general adecuados para la treintena de enfermedades metidas intencionadamente por los oficialistas como “definitorias de SIDA”.
Luego el SIDA no es una enfermedad para la que proponer ni una causa alternativa, ni un tratamiento alternativo, por natural, biológico, no-agresivo, regenerador, etc., que sea. El SIDA sólo puede ser un montaje made in USA.
En este enfoque, que considero es el riguroso: A) “la causa del SIDA” son los CDC, que fueron quienes lo construyeron paso a paso y que son quienes lo monitorizan, y los responsables del SIDA son las fracciones de poder USA que dirigen a los CDC, y B) para el “tratamiento del SIDA” adecuado hay que distinguir dos niveles: B-1) a escala personal, puede tomas un cierto tiempo -aunque en algunos casos es cuestión de horas… o menos- comprender bien que “el SIDA es un engranaje que me atrapó cuando tuve la desgracia de dar positivo a unos testschapuza”, pero una vez esto es asimilado, la solución es instantánea, gratuita, infalible y muy sencilla: consiste en apartarse del engranaje dando un paso al lado y liberarse definitivamente de él; y B-2) a escala colectiva la solución es desmontarlo, pues mientras funcione, el engranaje SIDA seguirá atrapando cada día nuevas víctimas al aplicar miles de tests-atrapavíctimas (por la “campana de Gauss, siempre habrá un pequeño porcentaje de positivos”), y continuará produciendo sufrimiento y muerte en quienes ya están atrapados.
El montaje del SIDA fue o bien una propuesta surgida de los propios CDC y que recibió luz verde de (partes de) los más altos poderes del gobierno y de la administración de los USA, o fue una decisión de estos poderes que los CDC fueron los encargados de ejecutar. Ambas posibilidades explicarían la profunda implicación política de los USA en el SIDA en sus niveles más elevados, tanto nacional como internacionalmente, y también el muy-mucho-muchísimo dinero invertido a fin de, aparentemente, “combatir contra el SIDA”.
Considero que el veterano exmarine, expolicía y exdetective privado Clark Baker (USA) tiene razón cuando ha trasladado el-problema-y-la-solución del SIDA desde el campo científico-médico (donde siguen manteniéndolo los rigurosos) directamente al campo delictivocriminal.
La(s) razón(es) para construir el SIDA en 1981 en los USA tiene(n) que haber sido muy importante(s). ¿Hipótesis?
Pero lo decisivo es que el enfoque “SIDA-montaje” permite actuar para destruirlo. El primer paso es entenderlo bien, y luego prepararse y entrenarse para actuar hasta lograrlo.

Lluís Botinas
lluis.botinas@plural-21.org
Barcelona, 19 de diciembre de 2011
PLURAL-21, Asociación para el cuidado de la vida en un planeta vivo
http://plural-21.org

SANERGÍA Y SIDA

Fuente: Revista Universo Holístico nº 45
La Sanergía y el VIH: el síndrome de la falta de amor

El 1 de diciembre se cumplió 30 años desde que se descubrió, en teoría, el primer caso de sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida). Desde entonces la polémica ha girado en torno a lo que se ha llamado la epidemia del siglo XXI. Según la versión médica oficial, el sida es provocado por un retrovirus llamado VIH (Virus de la Inmunodeficiencia Humana). Los disidentes o negacionistas del VIH/sida se manifiestan en contra de este planteamiento y sugieren otras hipótesis. Unos niegan la existencia del VIH, otros la aceptan pero creen que la causa del sida es el estrés oxidativo y una nutrición deficiente, no el VIH.
Entonces si el VIH no es la causa del sida, ¿de qué estamos hablando? Según lo definió Luis Botinas, presidente de la Asociación Plural 21, en un artículo publicado en el número 115 de la revista Discovery Salud, el sida es un fraude científico.
EL VIH NO EXISTE
El 3 de abril de 1997 el Diario 16 titulaba en su portada: "El virus del sida, NO EXISTE". El titular estaba basado en una entrevista realizada al virólogo, doctor en Ciencias de la Naturaleza y biólogo molecular Stefan Lanka, quién proclamaba que "el VIH jamás había, y a día de hoy tampoco, sido aislado". La prestigiosa revista de salud y medicina Discovery Salud ha publicado varios artículos referentes a esta temática, en el número 136 afirma que "nadie ha fotografiado el VIH". Las fotografías del supuesto retrovirus “son solo micrografías de partícula celulares o sustancias procedentes de la fijación o tinción de la muestra cuando no simples dibujos, esquemas, aerografías, infografías, raytracings, recreaciones gráficas o animaciones en 3D realizadas mediante ordenador". En el video que realizaron "SIDA: la farsa continua" facilitan todos los detalles. Dentro del grupo médico a los que se les llama negacionistas hay cinco premios Novel que exponen sus dudas sobre el papel del VIH en el sida. Entre ellos destacan Karry Mullís, Premio Nobel de Química en el 93, que junto al virólogo Peter Duesberg afirman que "no hay evidencia científica para demostrar que el VIH cause el sida".
El grupo de Perth, que fue el primero en exponer sus críticas, afirma además que las pruebas que se realizan para detectar el VIH no son válidas. "Es decir a día de hoy no hay un standard reconocido que permita establecer la presencia o ausencia de anticuerpos del VIH en la sangre", según publica la red internacional Superando el Sida que tampoco comparte la versión oficial.
Respecto a la medicación antirretroviral que deben tomar las personas con VIH, Anthony Brink, quien fuera abogado del Tribunal Supremo de Justicia de Sudáfrica y que hoy se dedica a explicar los graves efectos de estos medicamentos, afirma en el número 101 de la revista Discovery Salud: “que los fármacos utilizados en sida dañan las mitocondrias, luego son mortales”, y “que llevan a quienes los consumen antes o después a la muerte”.
El 30 de noviembre del 2009 la agencia Reuters difundía la siguiente información: “Según la Organización Mundial de la Salud, los países deberían abandonar paulatinamente el uso de estavudina, que es el antirretroviral de uso más extendido, debido a sus efectos colaterales "irreversibles a largo plazo" sobre los pacientes con VIH”.
CAUSAS EMOCIONALES DEL SIDA
Varios autores, basándose en las causas emocionales o metafísicas de las enfermedades, coinciden en acordar que el sida es un síndrome relacionado con la falta de amor.
En su libro Usted puede sanar su vida, Louise Hay, escritora y conferenciante nos dice que el sida significa “sensación de indefensión y desesperanza, nadie me quiere. Firme convicción de no valer. Negación de uno mismo. Sentimiento de culpa por la sexualidad”. En el libro de la Medicina del alma Eric Rolf, afirma que el sida es “una creencia profundamente arraigada de no ser apoyado por la vida, de ser una víctima. Ver la vida como una batalla en la que siempre pierdes más que ganas y, además, sales profundamente marcado por el simple hecho de intentar ser tú mismo. Odio hacia uno mismo”.
Alessandro Di Masi, el creador de Sanergía, asegura que “el sida es la gran enfermedad que revela una culpabilidad sexual profunda. El negarse a sí mismo puede llevar a la convicción de no merecer la vida. Las personas que sufren de este mal no se creían bastante buenas, pensaban que eran sucias, y se compensaban con gratificaciones sexuales”.
SANERGÍA NO CAPTA LA VIBRACIÓN DEL VIH
En una entrevista a Alessandro Di Masi publicada en la página oficial de Sanergía en América Latina, afirmaba que “ningún Sanergista ha captado la vibración del VIH porque ese virus no existe. Nunca nadie lo ha visto, fotografiado o aislado. Es un virus imaginario; pero es la única explicación que utiliza el cuerpo médico para poder prescribir un tratamiento retroviral sin saber si hay realmente un virus”. Sin embargo, comenta Di Masi “Sanergía aumenta espectacularmente el factor de resistencia del participante al trastorno (según mediciones clínicas hasta un 500%) lo que aumenta su calidad de vida. Tenemos muchos casos en los cuales el cliente ya no toma ninguna medicación. Se sienten sanos sin medicación y se enferman cuando se la toman”.
Raquel Lavado



viernes, 10 de febrero de 2012

FIBROMIALGIA_ EL PROCESO DEL CUERPO DE LUZ

..."CARTA DESESPERADA A MI AMADO SER"...
Una maravillosa prueba de Amor, Respeto y Aceptación.

            (Poned el sonido)

ONCÓLOGO CONFIRMA LAS AFIRMACIONES DE DI MASSI SOBRE EL GAS MOSTAZA

Fuente: Dr. Tullio Simoncini
Su página web: http://simoncini-cancer-center.com/es_chemotherapy

El famoso oncólogo Simoncini confirma las afirmaciones del Sanergista Alessandro Di Masi sobre el gas mostaza utilizado en quimioterapia. “Yo comprendo bien el sufrimiento de los pacientes con cáncer. Cuando trabajaba en una clínica pediátrica todos los niños ahí internados murieron. Al ver como niños inocentes morían uno por uno al ser sometidos a quimioterapia y radioterapia, yo sufría con ellos.”  Dr. Tullio Simoncini, oncólogo.

¿Qué es la quimioterapia?
Uno de los fármacos usados para la quimioterapia es conocido como mostaza de nitrógeno y fue obtenido a partir del gas mostaza, originalmente concebido para usarse como gas venenoso en la Primera y Segunda Guerra Mundial.

El gas mostaza se utilizó hasta que se firmó el protocolo de Génova en 1925. El protocolo de Génova es un acuerdo entre los países que prohíben el uso de gases venenosos y armas bacteriológicas.
A continuación, un artículo sobre la mostaza de nitrógeno.

La mostaza de nitrógeno es un componente usado para armas químicas. Es un compuesto resultado del gas mostaza usado en la Primera Guerra Mundial del cual se sustituyó el sulfuro por nitrógeno.

Debido a su capacidad para destruir células, se comenzó a emplear para la quimioterapia, tratamientos para la leucemia y linfomas. Gracias a que su base cloroetílica es capaz de alquilizar el ADN, tiene un efecto anticancerígeno al impedir la formación de ácido nucleico.

El gas mostaza:


1. Tiene intenso olor a azufre.
2. No se disuelve fácilmente en agua, pero si en aceite.
3. Es altamente tóxico.

Por las propiedades mencionadas anteriormente, era complicado su uso como arma química. Por tal razón, después de la Primera Guerra Mundial, varios países trabajaron en mejorar la calidad del gas mostaza y finalmente Alemania y Estados Unidos lo lograron prácticamente de manera simultánea.

El 2 de diciembre de 1943, Alemania bombardea el puerto italiano de Bari, una importante base de suministros para los aliados y hunde 16 barcos. Uno de ellos llevaba un gran cargamento de gas mostaza el cual al derramarse se mezcló con el aceite del barco provocando severos daños a los tripulantes del mismo que habían logrado salvarse. A la mañana siguiente, varios soldados tenían serias lesiones en ojos y piel, y algunos otros presentaron casos de disminución en la presión e irrigación sanguínea, así como en el nivel de glóbulos blancos.
Como resultado, 83 soldados de los 617 expuestos al gas fallecieron, algunos durante los primeros días por los efectos inmediatos del gas y el resto a los 8 o 9 días debido a la fuerte disminución de glóbulos blancos.

Al ser notificados de este acontecimiento, el ejército estadounidense consideró que el gas mostaza y la mostaza de nitrógeno podían ocasionar mutaciones al igual que los rayos X, por lo que los usaron como tratamiento experimental para combatir los linfomas para los cuales sólo existían los rayos X como única alternativa de tratamiento de aquel entonces. Después de obtener resultados positivos con ratones, en 1946 se experimentó usando un clorhidrato recién desarrollado en un paciente con cáncer terminal. Durante 10 días se le dieron infusiones de este componente y a partir del segundo día el tumor comenzó a disminuir y desapareció a las 2 semanas. Los efectos secundarios fueron daños a la médula ósea la cual se recuperó al cabo de unas semanas, sin embargo el tumor reapareció y el paciente finalmente murió. Es decir, usaron contra el cáncer algo que originalmente era un gas venenoso creado para matar personas.

En 1949, el profesor Morizo Ishidate de la Universidad Imperial de Tokyo en conjunción con el profesor Tomizo Yoshida de la Universidad Imperial de Tohoku, con el propósito de disminuir la toxicidad de la mostaza de nitrógeno, disolvieron el clorhidrato en una solución de bicarbonato de sodio y lo oxidaron con hidrógeno hiperácidificado para combinar la mostaza de nitrógeno con óxido de nitrógeno disminuyendo así la mitad de su toxicidad. El clorhidrato de este componente comenzó a venderse en Japón como remedio contra los tumores como nitromin.

En Alemania, de la misma forma se comenzó a desarrollar la ciclofosfamida a partir de la mostaza de nitrógeno lo cual le robó mercado al nitromin. A partir de la mostaza de nitrógeno también se desarrollaron el quilorambucil, melfalan, uracil mostaza, etc. los cuales se continúan comercializando hasta la fecha.

El gas mostaza se sigue usando bajo el nombre de Endoxan para combatir los siguientes tipos de cáncer: mieloma múltiple, linfomas, cáncer de pulmón, de seno, de útero, de ovario, de estomago, de faringe, de vejiga, de hígado, de colon, de testículo, melanoma, etc.

Este componente actúa matando las células cancerosas al mismo tiempo que las sanas, las cuales son mucho más vulnerables y por lo tanto mueren primero dando como resultado la muerte del paciente, lo cual fue el objetivo original de dicho componente como ya hemos podido observar.

Las células cancerosas también son conocidas como células inmortales pues nunca mueren. El telómero de estas células permanece por siempre y jamás envejece. Con rivales como estos, las células saludables, destinadas de cualquier forma a morir algún día, no tienen ninguna oportunidad de competir.
Por las razones anteriores, es posible decir que por más que el paciente resista la crudeza de la quimioterapia y todo el sufrimiento derivado del cáncer, por más que luche y luche, es realmente difícil que pueda vencer a las inmortales células cancerosas, ya que las células sanas que son mucho mas vulnerables irán muriendo poco a poco a causa de la quimioterapia y se acabarán junto con la vida del paciente.
Con todo esto entonces, ¿por qué se debe utilizar contra el cáncer un fármaco que fue originalmente creado para ser un gas venenoso tan letal?
Porque si la industria farmacéutica le dice al médico: "este medicamento funciona contra este tipo de cáncer y basados en diversas pruebas clínicas durante muchos años ha adquirido la licencia por parte del Ministerio de Salud para ser usado por lo que puede usted recetarlo con confianza" el médico le creerá ciegamente.
El médico quiere salvar la vida del paciente a como dé lugar, y al ser invadido por la duda sobre cual medicamento usar en cánceres calificados de incurables acepta como verdad lo recomendado por la industria farmacéutica y receta el nuevo producto.

Sin embargo, al administrar la quimioterapia, el paciente pierde el cabello, el apetito, y es acosado por constantes náuseas y vómito hasta que al final entra en una condición crítica por lo que el médico suspende el tratamiento antes de concluirlo. El cáncer, por supuesto, llega a reducirse o incluso a verse como si hubiese desaparecido, pero la realidad es que el hongo no se reduce ni desaparece.

En casi todos los casos, el hongo no hace más que trasladarse a otro lugar y ponerse en estado de espera. El paciente ya en un estado visiblemente precario, al ver que el cáncer ha disminuido celebra, pero al comenzar su organismo a recuperarse y a reparar las células dañadas durante varios meses, el cáncer vuelve a expandirse. Lo que significa que el paciente se recupera al mismo tiempo que el cáncer, lo cual es lógico pues ambos tipos de células pertenecen al mismo organismo.

El paciente entonces, de la misma forma que antes, vuelve a someterse a la quimioterapia por recomendación del doctor. Sin embargo, ahora el cáncer se ha vuelto más resistente y ahora antes de que las células cancerosas se reduzcan las células sanas comienzan a destruirse rápidamente hasta acabar con la vida del paciente. Sin embargo, tanto el médico que creyó en el Ministerio de Salud como este último, están libres de toda culpa.

ASÍ DEBERÍAMOS DESPERTAR...

ASÍ DEBERÍAMOS DESPERTAR TODOS LOS DÍAS...

Que lo disfruteis, y quién decida probar o ya lo haya probado que nos cuente sus impresiones...

ONCÓLOGOS AUSTRALIANOS CRITICAN LA QUIMIOTERAPIA

Fuente:  Ralph Moss, Ph.D. - www.ralphmoss.com/   (Newsletter nº 226  del 05-03-2006  - Newsletter del 12-06-2006)
"...la quimioterapia no contribuye más allá de un 2% a  mejorar la supervivencia de los pacientes con cáncer..."
Un importante estudio ha sido publicado recientemente por la revista 
Clinical Oncology. Este meta-análisis, titulado “La contribución de la 
quimioterapia citotóxica a la supervivencia de 5 años en adultos con 
tumores” (The Contribution of Cytotoxic Chemotherapy to 5-year 
Survival in Adult Malignancies) ha sido realizado para cuantificar cuidadosamente los beneficios del  tratamiento quimioterapéutico en adultos afectados por los cánceres 
más comunes. A pesar de que el estudio ha despertado algo de atención 
en Australia, país de origen de los autores del mismo, ha sido acogido 
con un silencio total en el resto del mundo.

Los tres autores del estudio son oncólogos. Grame Morgan, profesor 
asociado y autor principal, es radiólogo en el Hospital Royal North 
Shore de Sydney. La profesora  Robyn Ward es oncóloga en el Hospital 
de St. Vincent, de la Universidad de New South Wales. El tercer autor 
el Dr. Michael Barton es radiólogo y miembro del Collaboration for 
Cancer Outcomes Research and Evaluation, del Servicio Sanitario de 
Liverpool, en Sydney.

La profesora Ward también forma parte del organismo oficial 
(Therapeutic Goods Authority of the Australian Federal Department of 
Health and Aging) que aconseja al gobierno australiano acerca de la 
conveniencia y eficacia de los fármacos que han de aparecer en la 
relación del Programa de Beneficios Farmacéuticos (Pharmaceutical 
Benefits Schedule), una especia de equivalente al estadounidense Food 
and Drug Administration (FDA).

Su meticuloso estudio se ha basado en los análisis de los resultados 
de todos los estudios clínicos randomizados (RTC) llevados a cabo en 
Australia y Estados Unidos  que habían indicado un incremento 
significativo de 5 años en la supervivencia de adultos con cánceres 
malignos, debido al uso de la quimioterapia. La información sobre 
supervivencia se obtuvo de los registros sobre cáncer australianos, y 
del estadounidense Instituto Nacional de Cáncer, Seguimiento de 
Epidemiología y Resultados Finales (SEER), durante el período 
comprendido entre enero de 1990 y enero de 2004.

Cuando los datos eran inseguros, los autores deliberadamente estimaron 
en exceso los beneficios de la quimioterapia. Aun y así, el estudio ha 
concluido que la quimioterapia no contribuye más allá de un 2% a 
mejorar la supervivencia de los pacientes con cáncer.
Sin embargo, a pesar de la creciente evidencia de que la quimioterapia 
no prolonga de hecho la supervivencia del enfermo, los oncólogos 
continúan presentando el tratamiento como una aproximación racional y 
prometedora contra el cáncer.

"Algunos médicos continúan pensando optimistamente que la 
quimioterapia citotóxica mejorará significativamente la supervivencia 
en el cáncer", escriben en la introducción, "La realidad, a pesar del 
uso de nuevos y costosos fármacos, solos o combinados, para mejorar 
los índices de respuesta es que se ha conseguido muy poco resultado 
del uso de los nuevos protocolos". (Morgan 2005)

Los autores australianos prosiguen: "en el cáncer de pulmón, la 
supervivencia media se ha incrementado sólo en dos meses (durante los 
últimos 20 años, ed.), y el beneficio total de supervivencia de menos 
del 5 por ciento se ha conseguido en el tratamiento adyuvante de 
cánceres de mama, colon, cabeza y cuello".

Básicamente, los autores encontraron que la contribución de la 
quimioterapia a una supervivencia superior a 5 años en adultos, era de 
un 2,3 % en Australia, y de un 2,1 % en Estados Unidos. Resaltan que, 
por las razones explicadas en detalle en el estudio, estas cifras 
¿deberían ser vistas como el límite máximo de eficacia? (es decir, que 
son un cálculo más bien optimista que pesimista).

Comprendiendo el "Riesgo Relativo" ¿cómo es posible que a los pacientes se les ofrezca rutinariamente el tratamiento quimioterapéutico, cuando los beneficios obtenidos son tan 
insignificantes? En su discusión, los autores citan la tendencia por 
parte de la profesión médica, de presentar los beneficios de la 
terapia en términos estadísticos que, aunque técnicamente correctos, raramente son comprendidos por el paciente.

Por ejemplo, con frecuencia los oncólogos expresan los beneficios de 
la quimioterapia en términos de lo que se llama "riesgo relativo", en 
lugar de proporcionar información lisa y llana del porcentaje de 
supervivencia total. El riesgo relativo es una jerga estadística que 
permite presentar el beneficio de recibir una intervención médica de 
manera que, aunque técnicamente correcta, tiene el efecto de hacer que 
la intervención parezca mucho más beneficiosa de lo que  realmente es. 
Si recibir un tratamiento hace que el riesgo del paciente descienda de 
un 4 % a un 2 %, esto puede ser expresado como un descenso del riesgo 
relativo del 50%.  Es un valor nominal que suena bien.  Pero otra 
manera de expresarlo, igualmente válida, es decir que ofrece un 2% de 
reducción del riesgo absoluto,  lo que resulta menos probable que 
convenza a los pacientes para que se apliquen el tratamiento.

Los pacientes no son los únicos a los que se confunde con el uso 
excesivo del riesgo relativo cuando se informa de los resultados de la 
intervención médica. Varios estudios han demostrado que también los 
médicos resultan frecuentemente confundidos con estos trucos 
estadísticos.  Según uno de tales estudios,  publicado por la revista 
British Medical Journal, la percepción del médico sobre la efectividad 
de los fármacos, y su decisión de recetarlos, está influenciada 
significativamente por la manera en que se le presentan las pruebas 
clínicas de estos fármacos. Cuando los resultados están expresados 
como una reducción del riesgo relativo, los médicos creen que el 
fármaco es mucho más eficaz, y están mucho más propensos a su 
prescripción que cuando los mismos resultados son presentados como una 
reducción del riesgo absoluto (Bucher 1994).

Otro estudio, publicado en la revista Journal of Clinical Oncology  ha 
demostrado que la forma en que se presentan los beneficios de 
supervivencia influencia específicamente las decisiones de los 
oncólogos para que recomienden la quimioterapia. Dado que un 80% de 
pacientes eligen seguir la recomendación de sus oncólogos, la forma en 
que el oncólogo percibe y transmite los beneficios del tratamiento es 
de vital importancia. El estudio ha demostrado que, cuando se 
proporciona a los médicos los valores de riesgo relativo de un 
tratamiento quimioterapéutico, están más dispuestos a recomendarlo a 
sus pacientes que cuando se les da la misma información matemática, 
expresada como una reducción del riesgo absoluto (Chao 2003).

La manera en que se presenta la información clínica en la literatura 
profesional tiene por tanto una clara e importante influencia en la 
recomendación de tratamiento que el oncólogo efectúa. Como ejemplo, un 
fármaco presentado como que reduce la recidiva del cáncer en un 50% es 
probable que atraiga la atención y el respeto tanto del oncólogo como 
del paciente, aunque el riesgo absoluto de que prevenga esa 
reincidencia pueda ser bajo, quizá sólo del orden de un 2 ó 3 por 
ciento, y la reducción del riesgo absolutao inconmensurablemente 
pequeña.

A su favor, los autores australianos del estudio sobre la efectividad 
de la quimioterapia dirigen el tema del riesgo relativo contra el 
riesgo absoluto. Sugieren que el abismo aparente entre la percepción 
pública de la efectividad quimioterapéutica, y los registros actuales 
de su mediocre actividad pueden ser ampliamente atribuidos a la 
tendencia, tanto de los medios informativos como de la profesión 
médica, para expresar su eficacia en términos de riesgo relativo en 
lugar de riesgo absoluto.

Tal como escriben los autores: “la mínima repercusión en la 
supervivencia de los cánceres más comunes choca con la percepción de 
muchos pacientes, que sienten que están recibiendo un tratamiento que 
incrementará significativamente sus posibilidades de curación. En 
parte esto representa que se presenta la información como una 
reducción del riesgo, en vez de cómo un beneficio absoluto de 
supervivencia, y que se exagera los coeficientes de respuesta 
incluyendo la estabilización de la enfermedad”.
Como ejemplo de cuán sobre valorada está la quimioterapia, citan el 
tratamiento del cáncer de mama. En Australia, en 1998, de un total de 
10.661 mujeres diagnosticadas de cáncer de mama, 4.638 fueron 
consideradas aptas para recibir quimioterapia. De esas 4.638 mujeres, 
sólo 164 (un 3,5%) obtuvieron realmente algún tipo de beneficio de la 
quimioterapia. Tal como señalan los autores, el uso de los recientes 
protocolos quimioterapéuticos, que incluyen los taxanos y las 
antraciclinas (Adriamicina, Daunomicina, Idarubicina, Mitoxantrone) 
para el cáncer de mama, pueden elevar la supervivencia en un 
porcentaje adicional estimado de 1%, aunque esto se consigue a 
expensas de incrementar el riesgo de toxicidad cardíaca y del sistema 
nervioso.

“Tampoco existe evidencia convincente”, escriben, “de que la 
utilización de protocolos con drogas más nuevas y costosas sea mucho 
más beneficioso que los protocolos utilizados en los años 70”.  Añaden 
que dos revisiones sistemáticas de las evidencias no habían sido 
capaces de demostrar ninguna ventaja de supervivencia por 
quimioterapia en el cáncer de mama recurrente o metastásico.
Otro factor que ensombrece el tema es la creciente tendencia de 
utilizar en las pruebas clínicas lo que llaman "surrogate end points" 
como criterio por el que medir la efectividad de un protocolo 
quimioterapéutico. Eso en lugar de utilizar las únicas medidas reales 
que interesan a los pacientes: la prolongación de vida desprendida de 
la supervivencia total, y una mejor calidad de vida. Surrogate end 
points tales como "la supervivencia sin progresión", "la supervivencia 
sin enfermedad", o la "supervivencia sin recurrencia", pueden reflejar 
tan sólo treguas temporales en la progresión de la enfermedad. Esta 
estabilización temporal de la enfermedad, si es que acaba ocurriendo, 
apenas dura como mucho algunos pocos meses. Lo típico es que el cáncer 
regrese, a veces con vigor renovado, y la supervivencia no resulte más 
larga tras esas intervenciones. Sin embargo, los ensayos en los que se 
informa en términos de surrogate end points pueden crear la ilusión de que las vidas de los pacientes desesperadamente enfermos quedarán alargadas de forma significativa, o 
que serán más llevaderas gracias a la quimioterapia, cuando en 
realidad no es el caso.

En resumen, lo que los autores declaran es:
"La introducción de quimioterapia citotóxica para tumores sólidos, y 
el establecimiento de la sub-especialidad de oncología médica, han 
sido aceptados como un avance en la gestión del cáncer. Sin embargo, a 
pesar de las reivindicaciones del principio señalando a la quimioterapia como la panacea en la curación de todos los cánceres, el resultado de la quimioterapia citotóxica queda limitado a pequeños sub-grupos de pacientes y ocurre principalmente en los tumores menos 
habituales".

Hilando fino...
Ante la naturaleza altamente polémica de los hallazgos de este 
estudio,  lo que cabría esperar es que hubiera recibido una vasta 
atención internacional. En lugar de eso, la reacción de los medios 
informativos quedó ampliamente limitada al país natal de los autores: 
Australia. El estudio casi no recibió difusión en Estados Unidos. De 
hecho, a pesar de que el documento apareció en diciembre del 2004,  
fue de escasa difusión incluso en los antípodas. Los autores fueron 
entrevistados por la ABC (Australian Broadcasting Corporation) para el 
programa Informe sobre Salud  en abril del 2005. Pero este decisivo 
informe no llegó a la atención de la mayoría de médicos hasta que un 
revista de práctica médica de gran difusión, el Australian Prescriber, 
escribió una editorial sobre el estudio a principios del 2006.

En el programa Informe sobre Salud de la ABC, el Profesor Morgan, 
principal autor del estudio, reiteró las conclusiones del mismo en el 
sentido de que la quimioterapia había sido sobre valorada, y señalaba 
al factor de que la reducción de riesgo relativo está siendo utilizado 
como criterio de eficacia, con sus engañosas diferencias de 
porcentajes elevados.
Como contrapartida, el moderador Norman Swan entrevistó al Profesor 
Michael Boyer, jefe de oncología médica del Hospital Australia's Royal 
Prince Albert de Sydney. Incapaz de negar la validez de los hallazgos 
esenciales del estudio, el Profesor Boyer intentó desprestigiar la 
metodología de los autores. Sugirió que la cifra de eficacia de la 
quimioterapia era algo más elevada de lo que el estudio concluía. 
Incluso así, cuando se le apremió dijo que la cifra más favorable que 
podía proponer era de que la quimioterapia realmente podía ser 
efectiva en un 5 ó 6% de casos (en vez de alrededor de un 2%).
Cuando fue entrevistado por el Australian Prescriber,  el profesor 
Boyer comentó igualmente:  "Si empiezas diciendo cuánto aporta la 
quimioterapia en las personas sobre las que realmente podrías 
utilizarla, las cifras suben hasta un 5% o un 6%" (Segelov 2006).

En mi opinión, esta puntualización se carga a la quimioterapia a 
través de una alabanza timorata. En realidad viene a confirmar el 
mensaje central del estudio de los tres críticos. Si la mejor defensa 
de la quimioterapia que la oncología ortodoxa puede aportar es que 
puede realmente ser efectiva sobre un 5 ó 6 % de pacientes con cáncer, 
en lugar de tan sólo un 2%, probablemente haya llegado el momento de 
una reconsideración radical sobre el extendido uso de esta tóxica 
modalidad de tratamiento del cáncer. Tanto la cifra del 2 como del 6% 
son un impacto para muchos de los pacientes a los que se ofrece este 
tipo de tratamiento, y debería generar serias dudas en las mentes de 
los oncólogos acerca de la ética de ofrecer la quimioterapia sin 
explícitamente alertar a los pacientes sobre sus pocas perspectivas de 
éxito.
Fue también sorprendente que el ortodoxo Prof. Boyer se quejara que 
uno de los mayores puntos flacos del estudio fuera que insistía en 
medir los beneficios absolutos en lugar de los relativos. Preguntado 
por el entrevistador si no existía violación de consentimiento 
informado implícita en la manera en que los beneficios del tratamiento 
se presentaban habitualmente, el Prof. Boyer defendió el uso de la 
reducción del riesgo relativo porque suena más impresionante:
"Uno de los problemas de este documento (Morgan ed.) es su utilización 
de los beneficios absolutos en vez de los beneficios relativos", 
protestó, "los beneficios relativos es casi una reducción de un tercio 
en su riesgo de muerte".
Desde luego esto es la otra cara del argumento que presentaban los 
autores del estudio, que demostraban claramente la engañosa naturaleza 
de la reducción de riesgo relativo como manera de describir la 
eficacia de la quimioterapia.
Surgen otros críticos...El profesor Morgan y sus colegas australianos no son los únicos que 
critican el extendido uso del riesgo relativo para inflar la eficacia 
de un tratamiento. En estos últimos años se han alzado otras voces en relación sobre esta 
tendencia.  Por ejemplo, en una carta al editor de la revista de 
práctica médica American Family Physician, James McCormack, Doctor en 
Farmacia y miembro de la facultad de Ciencias Farmacéuticas de la 
Universidad de British Columbia, hizo la misma observación en relación 
al riesgo relativo contra el riesgo absoluto, con gran claridad.
El Dr. McCormack tomó como ejemplo las recetas del fármaco 
bisfosfonato para el tratamiento y prevención de la osteoporosis? pero 
sus comentarios se aplican de forma idéntica a la utilización de 
fármacos anticancerígenos. La revista en cuestión había escrito que 
uno de estos fármacos obtenía casi "un 50% de disminución"? en el 
riesgo de nuevas fracturas. El Dr. McCormack, como si se dirigiera a 
un paciente hipotético, reinterpretó esta afirmación en términos de 
riesgo absoluto: "Sra. Jones, su riesgo de desarrollar una fractura en 
los próximos tres años es aproximadamente de un 8 %. Si se toma 
diariamente un fármaco durante los próximos tres años, este riesgo 
puede reducirse de un 8 $ hasta un 5%, o  sea una diferencia de apenas 
un 3%". Desde luego, esto suena menos impresionante que decir que el 
fármaco disminuye el riesgo de fractura a casi la mitad, incluso 
aunque ambas sean maneras matemáticas correctas de expresar el
beneficio a obtener con la terapia.
Las buenas y malas noticias...Las noticias relativas a los tratamientos convencionales del cáncer 
parecen ser de dos clases: buenas y malas. Las buenas noticias, en el 
sentido de que los tratamientos convencionales funcionan bien, a 
menudo generan una cobertura de prensa a nivel general, y 
declaraciones entusiastas por parte de los funcionarios sanitarios. 
Por otro lado, las malas noticias, del tipo de que los tratamientos 
convencionales generalmente han sido sobre publicitados, habitualmente 
vienen y se van pasando inadvertidas, sin merecer de cualquier manera 
la atención de los medios informativos.
Un ejemplo del primer tipo es el reciente anuncio de que por primera 
vez en 70 años, el número absoluto de muertes por cáncer en Estados 
Unidos había descendido. Andrew C. von Eschenbach, doctor en medicina 
y director del Instituto Nacional del Cáncer (NCI) de EE.UU., denominó 
a esto "la noticia del momento". De igual manera, el Dr. Michael Thun, 
jefe de investigación epidemiológica de la American Cancer Society, 
dijo que era "un hito notable". En realidad, ¿cuán importante era este 
celebrado descenso? Tal como informamos en una carta reciente, la 
cifra real de descenso de muertes fue de 370. De las 557.272 acaecidas 
en el 2003 se pasó a 556.902 en el 2004. Expresado como un porcentaje 
del total, representa un descenso del 0,066 % (apenas siete centésimas 
por ciento).
Contrastando con esta cobertura desbordante de entusiasmo por tan 
diminuta mejora en el índice anual de mortandad por cáncer está el 
silencio casi total de los medios informativos (por lo menos en 
Norteamérica) sobre este estudio crítico australiano. Y sin embargo, 
nada puede empañar el hecho de que la quimioterapia, para más 
indicaciones, tiene mucha menos efectividad de lo que se hace creer al 
público. El Dr. Morgan y sus colegas merecen la gratitud de todos los 
lectores por haber sacado esto a luz para sus colegas de todo el mundo.
Ralph W. Moss, Ph.D.

TODAS LAS TERAPIAS NATURALES AUTORIZADAS EN NICARAGUA

FUENTE: El Blog de Josep Pamies

Es un hecho sin precedentes, que un País  acepte incluir en el sistema público de salud a todas las terapias naturales, para que puedan convivir en igualdad de condiciones con la medicina denominada “oficial”



Si bien en Suiza y gracias a un referéndum vinculante convocado por la propia Sociedad, se pueden escoger algunas de las terapias naturales aún prohibidas en la mayoría de países de la Unión Europea, lo de Nicaragua será distinto, puesto que va a significar a medio y largo plazo, tener experiencias convalidadas por los servicios públicos de salud, de la efectividad de todas estas terapias no agresivas y de pocos o nulos efectos secundarios.
Una gran iniciativa que a bien seguro atraerá muchas personas deseosas de tratarse con terapias perseguidas o al menos mal vistas,  en otras latitudes (como Europa).
El Agua de mar, las Nueva Medicina de Hamer -sobre el cáncer-, Ayunoterapia, Terapia Gerson, Urionoterapia, Homotoxicologia, Terapia floral, Reiky, Detoxicación, Biomagnetismo médico, Apiterapia, MMS, Fitoterapia: ESSIAC y mil más -desconocidas por el terrible desenfoque médico tradicional-, de probada efectividad, limpieza y enormemente económicas, todas los diferentes conocimientos se podrán aplicar en Nicaragua buscando la medicina total, holística o integrativa. Incluso chamanes y curanderos -si demuestran su efectividad- podrán ser reconocidos oficialmente para trabajar legalmente.
Es un logro que habrá que ayudar a que se consolide, reuniendo toda la solidaridad suficiente internacional, para evitar las tentaciones de boicoteo de la Mafia Farmacéutica y de sus lacayos,  muchos de los cuales son los actuales políticos gobernantes del mundo.
No es exagerada la advertencia: No olvidemos que en Argentina, el hecho de intentar regular los abusos de la industria farmacéutica por parte de un digno Presidente, Arturo Humberto Illia, médico (llamado “Apostol de los pobres”), provocó un golpe de estado y su derrocamiento por la fuerza bruta de los militares. http://es.wikipedia.org/wiki/Arturo_Umberto_Illia#La_Ley_de_medicamentos

jueves, 9 de febrero de 2012

SOBRE EL SISTEMA SANITARIO

 Que el Director de Discovery DSALUD, José Antonio Campoy, lleva años sin cortarse un pelo a la hora de denunciar la actual corrupción del sistema sanitario, es bien sabido por todos quienes le siguen -cerca de 100.000 personas cada mes sólo a través de la web www.dsalud.com (datos oficiales deUrchin Software Corporation)- pero ciertamente en el editorial de la revista correspondiente a Febrero que acaba de salir a la calle, se ha superado. Así que dado su interés y con permiso de la empresa editora, esta vez nos hacemos eco del mismo reproduciéndolo entero en la seguridad de que muchos internautas querrán difundirlo entre sus contactos. Este es el texto que transcribimos tal cual:

Los desvaríos del Ministerio de Sanidad   
 En el ámbito de la salud es igual quién gobierne en España: al frente del Ministerio de Sanidad siempre se designa a alguien que termina estando al servicio de los grupos de poder, muy especialmente el de las multinacionales farmacéuticas. Así que la posibilidad de que la sociedad acceda algún día a médicos y servicios de salud realmente eficaces y curativos en lugar de paliativos y iatrogénicos es nula. ¿Que ello lleva a la desesperación a millones de personas, ignorantes de que se les está engañando? No importa. ¿Que ello lleva a la muerte sólo en nuestros hospitales públicos a más de 400.000 personas cada año mientras son  tratadas de esa manera, (morbilidad hospitalaria española según el Instituto Nacional de Estadística)? No importa.    
    ¿Que los médicos empiezan a ver desesperados cómo cada año la industria se inventa nuevas enfermedades para así poder vender fármacos específicos para ellas –una auténtica burla en realidad- y en estos momentos es ya tal la cantidad de patologías existentes –miles- que ni los propios galenos conocen sus nombres y los síntomas que se supone les caracteriza siendo por ello incapaces de identificarlas y, por tanto, de afrontar el problema de sus enfermos? No importa.
    ¿Que la industria ha decidido, dada la imposibilidad de curar con sus fármacos una sola de sus inventadas enfermedades, hacer negocio alegando que sí puede prevenirlas comercializando para ellas todo tipo de vacunas que dar a las personas sanas? No importa. ¿Que esas vacunas no previenen nada porque jamás una sola vacuna ha demostrado prevenir una sola enfermedad? No importa.
    Y retamos públicamente a los colegios médicos, a los laboratorios y al Ministerio de Sanidad a que nos entreguen la documentación científica que prueba que al menos una sí lo logra. Que nos demuestren que hay una sola vacuna que previene alguna enfermedad. La que sea. Es  más, les retamos a que nos demuestren que el VIH existe y es la causa del SIDA. Y que los tratamientos oncológicos oficialmente aprobados y de obligado uso en los centros públicos previenen o curan el cáncer. O que una sola de las drogas usadas por los psiquiatras previene o cura alguna de las inventadas enfermedades psiquiátricas. O que conocen siquiera un solo fármaco que prevenga o cure alguna de las llamadas enfermedades crónicas y degenerativas. Y nos da igual si es un fármaco para el Parkinson, el Alzheimer, la Ataxia Cerebelosa, la Esclerosis Múltiple, la Fibromialgia, la Fatiga Crónica, la Psoriasis, el Lupus Eritematoso, la Sensibilidad Química Múltiple o cualquier otra de las miles de enfermedades hoy catalogadas. Es más, que nos demuestren que hay un solo fármaco realmente eficaz que prevenga o cure cualquiera de las enfermedades más simples: el resfriado, la gripe común, el acné, una rinitis…  No podrán porque no existen tales fármacos. Nada de lo que hemos comentado pueden demostrarlo científicamente. En cambio, sí está científicamente constatada la enorme peligrosidad de casi todos ellos: incluidas las vacunas con las que irresponsablemente se inocula a los bebés y los niños.
Luego, ¿qué está pasando? ¿Cómo es posible que los médicos sigan haciendo el juego a la mafia que dirige un sistema sanitario tan podrido como el implantado por quienes controlan el negocio mediante testaferros en la OMS, las agencias internacionales de presunto control de fármacos, los ministerios de Sanidad, los colegios médicos y las facultades de Medicina? Y, sobre todo, ¿cómo es posible que se mienta una y otra vez públicamente sin que a nadie le pase nada? ¿Cómo es posible que se haga el juego a empresas que en las últimas décadas han sido llevadas a los tribunales en innumerables ocasiones por graves delitos con resultado de millones de víctimas -entre ellas decenas de miles de muertes- cuyos dirigentes no están en la cárcel porque el podrido sistema político-judicial occidental les permite comprar con dinero su inpunidad?

Que el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad diera a conocer el pasado mes de diciembre un informe diciendo, por ejemplo, que sólo unas pocas de las “llamadas terapias naturales han demostrado su eficacia en situaciones clínicas concretas mediante la aplicación de métodos científicos” es una burla. Porque ni uno solo de los fármacos que el ministerio ha aprobado, ha demostrado científicamente prevenir o curar una sola patología. Es más, ¿cómo permite el ministerio, por ejemplo, que haya médicos que digan que los productos homeopáticos no sirven para nada cuando tienen hoy la consideración de fármacos y su venta está restringida a las farmacias? Si no sirven para nada, su venta es una estafa y debería procesarse de inmediato a quienes los fabrican, los comercializan y los distribuyen pero, sobre todo, a los médicos que los recetan, a los farmacéuticos que los venden y a los responsables sanitarios que los han aprobado. ¡Todos a los tribunales! Y si no procede… ¡que se lleve a los tribunales a quienes se burlan de ellos por intentar engañar gravemente a la población! La verdad es que vivimos una situación esperpéntica. El Ministerio de Sanidad debería replantearse en serio la eficacia de los tratamientos y productos que financia el estado. ¡Ya está bien de despilfarrar miles de millones de euros en productos iatrogénicos que ni previenen ni curan nada! Es hora de que alguien ordene que se revise lo aprobado hasta hoy. Es indignante que se exija un comportamiento ético a todo el mundo… y se obvie a los agentes involucrados en el “negocio de la enfermedad”. Hay que regenerar urgentemente el putrefacto sistema sanitario a nivel mundial pero para eso debemos empezar haciéndolo nosotros en nuestra propia casa. Es cada vez más urgente.
                                                                   José Antonio Campoy - Director (Editorial DSalud nº 146)